La vida me ha enseñado
que cada uno llora
como mejor puede-.
No hay lagrimas en algunos llantos,
ni hay alarmas, ni hay aplausos,
ni siquiera hay oscuridades.
Hay gente que llora a plena luz riendo,
pelando una cebolla,
en la ducha, mientras el agua se confunde con las lágrimas.
Hay gente que para llorar se emborracha,
sale de fiesta y no regresa,
prende un cigarro o un porro,
bailando salsa o musica electrónica.
Hay personas que para llorar come,
y personas que no pueden comer
de la tristeza.
Y hay gente que llora mientras se desnuda,
gente que precisa de un hombro
o de un colchón.
Y hay otra gente como yo,
que lloran con el alma,
que lloran con la voz.