Estar desnudos no es sólo estar sin
ropa, sino también tener conciencia y hacer ciencia de ello.
En una sociedad que nos condena a la
disociación del cuerpo y del ser interior desde que nacemos es un
verdadero reto amarnos, aceptarnos, tal cual somos y desde ese punto
tocarnos.
Cuando era adolescente y pregunté qué
era la masturbación en mi familia (ya que se pre- supone es donde
uno halla la verdadera identidad, en el ceno de su familia) me
contestaron que eso era algo cochino y nadie me explicó cómo era.
Como lo que mas amo hacer y por donde canalizo y resuelvo algunos
temas que tengo en la cabeza es a través de la pintura y el arte en
general, pinté un cuadro, que cada año toma más significado aunque
técnicamente no es tan bueno, lo había titulado “orgasmo
femenino”, sin siquiera haber experimentado el sexo todavía.
Recuerdo la cara de mi mamá, casi se muere cuando le digo el nombre
de la obra. En si el cuadro no tiene escenas que se calificarían
como obscenas, simplemente una mujer desnuda y el fondo de muchos
colores, saliendo burbujas amarillas detrás de ella. Hasta me da
risa, pensaba que cuando uno se daba placer sería como explotar
burbujas de detergente! Pero no estaba tan errada, efectivamente algo
explota.
Años mas tarde cuando un chico me
preguntó qué me gustaba no supe que responderle, a lo que él, muy
sorprendido, me preguntó si yo me tocaba. Y la verdad es que no,
tenía cierto miedo de tocarme a mi misma, y ese es un síntoma de
baja auto-estima. No es normal en realidad tenernos miedo. Y es muy
grave que nos pase esto a muchas mujeres en algún momento de
nuestras vidas, peor aún mujeres que mueren con ese miedo. Somos una
sola. No vivimos separadas del yo interno.
Pero cuando nos sacamos la ropa y nos
encontramos con la verdad y nos miramos y nos tocamos, entendemos que
somos muy poderosas y que haber tomado conciencia de ello nos libera,
nos hace crecer, nos hace mas fuertes, y no por ello dominantes, nos
hace mas FELICES. Como cuando somos niñas y explotamos las burbujas
de detergente! Porque mirarnos y tocarnos no es signo de depravación
ni es cochino, es querernos, es amarnos y aceptarnos como somos.
Y es en ese momento donde realmente
estás desnuda. Vulnerable a vos mismo. Cercano.
Y si eso sucede estarás un paso más
adelante del sistema, que trata de disociar tu cuerpo de tu ser
interior, todos los días, a través del bombardeo de imágenes y
publicidades anti-naturales.
Mirarse y tocarse en la sociedad de
consumo es un acto revolucionario.