14 nov 2012

Buenos Aires se ve tan susceptible II

Una semana atrás, justo a esta misma hora, estaba ya en un bus, camino a Buenos Aires, Argentina. Siempre recuerdo cuando alguien mencionó en una clase de la facultad de cine que Buenos Aires era una réplica casi exacta de París, y digo, bueno, por lo bohemio, romántico y particular, debe serlo, porque hasta los suburbios de Buenos Aires me parecen atractivos; y todo con sus villas y sus calles atestadas de gente en las horas picos.
Dieciséis horas de viaje, tardamos 3 horas antes de poder entrar al acceso de general paz, para llegar a la terminal de retiro, y en la duodécima hora, cuando me doy cuenta que efectivamente quedan cuatro horas de viaje seguro, pienso, por qué no planifiqué el viaje con mas tiempo y sacaba pasaje por avión. Pero ya estaba ahí, oliendo la humedad porteña, sumiéndome en la mística esencia que envenena el alma a los amantes de la ciudad. 

Muchos se preguntan porque hablo así de Buenos Aires, me dicen que es horrible, que sos un numero mas, que no tenes vida en la capital. No. El Buenos Aires que yo conocí cuatro años atrás me enamoró. En el año 2008, mas que por arte habia ido por otro propósito, y como pasa con el tango, que uno llega por accidente, pasa con la vida, y por lo tanto con los fenómenos artísticos. Por accidente, y así magicamente descucbrí uno de los pocos lugares en el mundo, hasta ahora, donde pude hallarme, porque quizás, devenido de las ausencias y las carencias de las que todos se jactan en la capital, se respira ese aire a imposible, a arte y en esa imposibilidad se encuentran todas las posibilidades.
Uno anda por plena calle corrientes a la hora del día o de la noche que sea y descubre lugares inimaginables,  recorrido obligado de todos los adeptos a la lectura, porque encontrás libros por donde mires, y si hay alguno que te falta de la colección x lo encontrás. Te vas a cruzar con los tangueros nuevos, viejos, actores, personajes mas desopilantes y con los teatros estables, independientes y under que puedas imaginar. Solo afilando un poco los tacos y la mirada, todo es posible en unas 10 cuadras de la corrientes.

Esta vez, lo primero que hice al llegar, fue ir practicamente corriendo a una exposición que había en el Museo Nacional  de Bellas Artes de Caravaggio. No es que fuera fanática del pintor, pero siempre pensé que toda persona con algún afán de creación artística debería conocer los maestros clásicos, al menos por simple curiosidad. La muestra constaba de 7 cuadros del grandísimo y unos cuantos mas de sus discípulos.
Me paré frente a un cuadro, que más abajo pondré la imagen (que no sirve de mucho porque la sensación solo es frente a frente), y entendí.
Pude comprender a esa gente, que de loca ni de snob no tiene nada, que pasa horas contemplando una obra y hasta puede llorar por sólo verla. 
Asi es, ni yo podía creer que estuviera por llorar frente a un "casi caravaggio" porque era uno de sus discípulos, que de tamaña obra no sabía si lloraba por mis ansias de llegar a ser tan buena como él, si por poder tener esa gran oportunidad de acceder a estar allí o si era simple conmoción personal. 
Un rejunte de todas las emociones que me venían perturbando hacia algunos varios días por la ansiedad de estar allí, en mi Buenos Aires querido.

Y seguí recorriendo, 36° de calor, humedad y ni una sombra al rededor del museo me hicieron llegar al centro cultural de Recoleta, a la feria de arte contemporáneo Eggo. 
Como todos los Argentinos nos encontramos atravesados por situaciones de la política, sobre las que no quisiera entrar en detalle, el arte tampoco esta exento  mucho menos los espacios donde se puede acceder a él. Cortes de luz por toda la capital, no se podían ver todas las obras, solo aquellas a las que le llegaba la luz natural del lugar, asi que cogí cuanto catalogo encontré y saqué cuanta foto me dejaron (no todos te dejan). Al final encontré, en mi personal valoración, que me hallaba frente a fenómenos artísticos tan variados, que yo me arriesgaría a decir que estamos en pleno Art nuveau, con un toque de kitsch. 

Jaja!

Pero "está bueno". Chau formalidades.

Ah, me acordé, no quedaron catálogos de la muestra de Caravaggio y sus seguidores, y tampoco me acuerdo de la obra sublime, su nombre, ni su autor. Esas cosas que a uno le pasan por accidente, se van igual a veces. Sin querer.
 (continuaremos el recorrido mañana, con fotos)



1 comentario:

condors dijo...

que buena
aca en Santiago la ciudad de la furia tiene esa fama de arte en cada esquina que envidiamos tanto
la cantidad de teatros sobre todo

valpo es una ciudad donde "se respira arte" pero no es la capital, lo que dice mucho de chile como país

en-vi-dia-ble (:

Si el arte es indefinible, para que defender lo indefendible?