6 oct 2013

Cuando estamos desnudos de verdad


Estar desnudos no es sólo estar sin ropa, sino también tener conciencia y hacer ciencia de ello.
En una sociedad que nos condena a la disociación del cuerpo y del ser interior desde que nacemos es un verdadero reto amarnos, aceptarnos, tal cual somos y desde ese punto tocarnos.

Cuando era adolescente y pregunté qué era la masturbación en mi familia (ya que se pre- supone es donde uno halla la verdadera identidad, en el ceno de su familia) me contestaron que eso era algo cochino y nadie me explicó cómo era. Como lo que mas amo hacer y por donde canalizo y resuelvo algunos temas que tengo en la cabeza es a través de la pintura y el arte en general, pinté un cuadro, que cada año toma más significado aunque técnicamente no es tan bueno, lo había titulado “orgasmo femenino”, sin siquiera haber experimentado el sexo todavía. Recuerdo la cara de mi mamá, casi se muere cuando le digo el nombre de la obra. En si el cuadro no tiene escenas que se calificarían como obscenas, simplemente una mujer desnuda y el fondo de muchos colores, saliendo burbujas amarillas detrás de ella. Hasta me da risa, pensaba que cuando uno se daba placer sería como explotar burbujas de detergente! Pero no estaba tan errada, efectivamente algo explota.

Años mas tarde cuando un chico me preguntó qué me gustaba no supe que responderle, a lo que él, muy sorprendido, me preguntó si yo me tocaba. Y la verdad es que no, tenía cierto miedo de tocarme a mi misma, y ese es un síntoma de baja auto-estima. No es normal en realidad tenernos miedo. Y es muy grave que nos pase esto a muchas mujeres en algún momento de nuestras vidas, peor aún mujeres que mueren con ese miedo. Somos una sola. No vivimos separadas del yo interno.

Pero cuando nos sacamos la ropa y nos encontramos con la verdad y nos miramos y nos tocamos, entendemos que somos muy poderosas y que haber tomado conciencia de ello nos libera, nos hace crecer, nos hace mas fuertes, y no por ello dominantes, nos hace mas FELICES. Como cuando somos niñas y explotamos las burbujas de detergente! Porque mirarnos y tocarnos no es signo de depravación ni es cochino, es querernos, es amarnos y aceptarnos como somos.
Y es en ese momento donde realmente estás desnuda. Vulnerable a vos mismo. Cercano.

Y si eso sucede estarás un paso más adelante del sistema, que trata de disociar tu cuerpo de tu ser interior, todos los días, a través del bombardeo de imágenes y publicidades anti-naturales.

Mirarse y tocarse en la sociedad de consumo es un acto revolucionario.

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Si el arte es indefinible, para que defender lo indefendible?