12 nov 2009

Vos

Yo solía ser una escultora romana, exclusiva de emperadores que requerían de bustos, que luego fotografiaba para que pasaran a la gloria.
Viajé miles de años en busca del amor, de eso que llena, que rejuvenece y gratifica el alma y el espíritu, claro.
Anoche en sueños fui a Pompeya. Fotografié el rostro de Julio Cesar y al dormirme desperté arrancándote un pedazo de cara en el recuerdo.

Quizás te quedaste medio tuerto.

Ah! pero fuimos tan salvajemente carnales, tan íntimamente humanos. Tan insoportablemente extraños perdidos en un tajo de tiempo.
Quizás nos quedamos medio.
Si, a medias... Ah! pero no a la mitad.

Llegamos al paraíso y nos incendiábamos las plantas de los pies y las manos se transformaron en asas de fuego marcándonos como ganado en el campo.

Pensándolo mejor no sólo te arranqué un pedazo de cara,
también te dejé sin aire de tanto respirar de tu boca; y te maté una porción de sueño idílico.


Nos perdimos en el bosque, y fui
Roma y las cruzadas.

Y fui
una secreta asesina
de Julio César. Fuimos la guerra por jerusalén.

Fuimos un
sueño.

Y encontré el amor a medio camino; al despertar envejecimos de golpe. El susodicho volvió a los libros épicos y yo a fotografiar romanos entre el presente y el pasado.

¿ Cómo despertaste vos ?

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Si el arte es indefinible, para que defender lo indefendible?